ENORME

Porque has aprendido lo importante que es reconocerte y aceptarte, gracias. Porque después de muchos años de lucha y de enfrentamiento contra tus sombras y oscuridades has tenido el coraje de mirarte, de reconocerte completo y de disfrutarte, gracias.

Gracias por confiar en ti, por no renunciar a tus sueños ni a tus necesidades. Por haberte permitido ser tú, por presentarte ante la vida con tus vergüenzas y tus vulnerabilidades, gracias. Gracias por discutir con tus limitaciones, por enfrentarte a ellas y convertirte así en tu autoridad interna. Por tener la valentía de abandonar lo conocido, lo seguro, lo aburrido para abrirte de par en par a lo nuevo, a lo que te es desconocido, gracias.

Gracias por cada sonrisa que lanzas al mundo, por cada intención y deseo que sale de tu corazón y que no tiene otro objetivo más que compartir y dar lo que hay dentro de ti. Gracias por el sonido de tus besos, por tu forma de querer y por tus carcajadas; por la luz que brilla en tus ojos, por el calor que desprenden tus abrazos y por los guiños que me regalas. Gracias por no negarte más, por asumir la responsabilidad de decir no cuando lo necesitas y de abrirte al sí cuando tu corazón te lo indica.

Por cada intención que tienes de liberarte de la prisión del miedo, gracias. Por cada agradecimiento y cada perdón que te das, gracias. Por cada momento para ti, para escucharte y darte atención, gracias. Por cada palabra que te dices de aliento y de ánimo, por todas las veces que te caes y te levantas, gracias. Por tu naturalidad, tu espontaneidad y tu absoluta incapacidad para fingir, gracias.

Gracias por ese día que decidiste dejar de pasar por la vida y te permitiste comenzar a vivirla. Gracias por la forma que tienes de utilizar el tiempo, por tu generosidad, por tu compasión y por tu curiosidad. Gracias por la magia que desprendes, por ser único y por saber que puedes. Gracias por reconocer y compartir tus talentos y tus dones. Por ser humilde, por ser libre y por poner límites, yo te doy las gracias.

Gracias por aceptar que nadie puede hacerte feliz. Gracias por asumir que eso solo depende de ti. Gracias por tu entrega, por no tenerle miedo a la vida y por ser tan optimista. Gracias por pensar en ti y por pensar en los demás, por darte lo que das. Gracias por cada lágrima que has derramado y por cada sentimiento manifestado, por cada riesgo corrido, por cada impulso que has dado, por cada iniciativa, por tu valentía y por tu afán de superarte cada día.

Gracias por leerme, por tus gestos y por tus palabras, por tus deseos y por tus confidencias. Gracias por ser “la pera”, por ese corazón tan bonito que tienes, por lo leal y por lo fiel que eres.

Gracias por permitirme decirte que “enorme” debería incluirse en tu nombre y también en tu apellido, así nunca olvidarías que eres grande, importante y único.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Frank Holleman

Photo by Frank Holleman

Almudena Migueláñez.